jueves, 25 de agosto de 2011

Reflexión n°9

Los seres humanos nos volvemos cada vez más intolerables a nosotros mismos.

¿De qué sirve argumentar, discutir y seguir una línea, si cada uno de nosotros mantendrá su línea de pensamiento a menos que decida cambiarla por sí mismo? Es una actividad sin fundamento alguno más que de incrementar el ego de aquellos que saben hablar y exponer claramente el mensaje que quieren derivar a su interlocutor. No se concuerda nada más que con el cansancio de las partes involucradas al encontrarle el sentido a discutir, por lo que se llegan a soluciones motivadas por el cansancio y la falta de motivación para continuar y llegar a otro objetivo.

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