Una mañana fría y lluviosa decidiste poner a prueba y desafiar mi estado de ánimo;
Acusaste la infidelidad burlesca de la mujer de Carlos,
retrataste la voz hipócrita e inconfundible de Morrison, cantando su visión particular de la forma que toma el amor.
Encendiste mis ganas de fumar, divagando al ritmo de una suave y deliciosa guitarra en el Santiago Blues.
Me sacó de mis pensamientos el jingle horario. Seguía lloviendo.
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