jueves, 5 de diciembre de 1991

Ceguera Forzada.


"Vaya cesárea que dejó. Tuvo suerte, casi se le va."

I se aferró con fuerzas a su propia desgracia, sin tener noción alguna de qué estaba ocurriendo a su alrededor. El látex lo recibió, entregándole la oportunidad que muchos quizás hubiesen deseado, mas aquello no significaría nada tan especial para él en el futuro.

Pronto la mente y el corazón de I sucumbieron ante los muros pintados de aparente ternura. Jamás supo si podía caminar a través de ellos o si solo chocaría, y aún si hubiese sido verdad, su cabeza desde muy temprano jamás pudo aprender a asimilarlo si no por las condiciones acordes a su edad, condiciones que cambiaron de forma vertiginosa.

Solo y soñador en medio de su compañía, encontró la duda y conoció el dolor psicológico al sentir curiosidad e indagar. Acorralado, solo en su habitación, aún llora lágrimas que a su tiempo se mezclaron con sangre y semen fresco; la mezcla que haría sembrar su nueva mentalidad y sus profundos sentimientos de desconfianza y de discordia mental.

"Literal" y "Sentido Figurado" siempre fueron sus grandes confusiones, guiado desde aquél momento por "Verdadero" o "Falso". I Intentó dejar su burbuja y darle una oportunidad a su entorno. Lo que calla, el silencio y su forma líquida son la razón de su desencanto general. Fue inteligente y logró mirarlos hacia abajo. Inseguridad persistente, auto-protector e incomprendido, buscó refugio en lo inerte y lo artificial.

I manifestó su desprecio de forma silenciosa, sentenció al resto del mundo que le rodeaba impasible y construyó una fortaleza de prejuicios y de pesimismo para protegerse tras sus fallidos intentos de ser uno más. Cuando se veía forzado a entrar en aquél mundo, se juntaba, pero jamás se mezcló.

Las excepciones a las páginas de su vida acabaron como grandes decepciones y pasaron a engrosar la lista escrita con sangre, reforzando su particular manera de ver las cosas, y es por eso que hoy ruega con un grito desesperado que su mente se libere, que el consumo de sí mismo se haga de forma voluntaria -o que lo haga otro ser humano de forma frágil y consiente-, que la última excepción que ha decidido hacer en su vida le de paso a la felicidad y a poder deshacerse de su propio tormento, si no enterrarlo hasta el final de sus días.

I pide ser amado. Pide no ser decepcionado. Pide que sus cicatrices no sean en vano.