domingo, 13 de marzo de 2011

Anochecer.

La sonrisa perfecta, visible, comienza a desfigurarse. Músculos relajados, pliegos labiales distendidos. Al mismo tiempo, los rayos comienzan a dejar de golpear su rostro. Párpados caídos y ojos húmedos. Cabeza gacha.

Y es que la verdad parodia a un anochecer sin precedentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De todas formas lo que digas no me importa.: